La belleza sin regla

Nací para sentir a lo largo de mi vida. No conozco las fronteras ni los bordes que el tiempo se supone impone. Mi cuerpo madura como un dulce fruto que reconoce en sus huellas los años que ha vivido y palpitado en la pasión.

Me sublima el roce, mi piel responde como siempre en el encuentro. Me reconozco plena y me embriaga el goce en mi madurez. No le temo a los obstáculos ni a las dificultades que aparezcan a mi paso, yo avanzo, porque avanzar es vivir.

Yo me sublevo ante las reglas de lo bello, yo me habito en el placer de ser única, yo siembro con otras y para otras, la opción irreverente del orgasmo, del placer como derecho político.

Yo soy la que menstruó, la menopáusica, la que fluyó en la sangre de cada ciclo.

Yo soy la misma transitando en el tiempo y sus formas.

Yo soy la que aprendí que la belleza y el placer, no tienen regla.