La coraza



Yo vivo en el mundo del mental. Forjo y fraguo la forma y la textura. Cada pieza cubre, adorna y protege alguna parte del cuerpo. El metal pone la barrera, separa ante lo hostil, lo que agrede, lo que daña. También con su brillo, llama la luz, la refleja, la multiplica.

La herramientas que modifican la estructura metálica, me hacen fuerte y poderosa. El calor y el fuego son mis aliados para fundir, para modelar y también para partir de cero.
Soy orfebre del metal y también de la vida. Solidifico y derrito. Doblego y comprimo. Separo y uno. He forjado mis propias herramientas que han diseñado mi camino, sus carreteras y sus desvíos.
Es mi cuerpo protagonista de lo que consolida, de lo que recupera, de lo que retoma y también de lo que deja de lado.
Mi coraza no es infalible y mi corazón sigue palpitando ante los amaneceres y sus destellos. No soy más fuerte por el oficio, lo soy porque me atrevo a soñarme mil veces si es necesario en el tiempo.
Mi fortaleza no se afirma en la ausencia de las derrotas, sino en la pasión sin sosiego.
Avanzo en la vida, decanto la experiencia, resignifico la senda. Me aprendo bella en cada paso, albergo amor en mi remanso.

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